Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

jueves, 3 de septiembre de 2009

El desprecio de Jean-Luc Godard (Le mépris, 1963).

El laberinto del amor como esencia de la vida, la tragedia de quien es amante. Así se podría definir esta película, El desprecio (Le mépris), una de las más famosas de Jean-Luc Godard, destacadísimo representante de la corriente cinematográfica francesa conocida como Nouvelle Vague que rompió con todos los esquemas preconcebidos del mundo del cine en la década de los 60, tanto a través de sus films como de su revista Cahiers du Cinema.
Sin ser un experto ni mucho menos en la Nouvelle Vague ni en Godard (es la primera de sus películas que veo; por cierto en versión original subtitulada, para mayor disfrute), Le mépris me parece una obra de un carácter muy intelectual en su contenido y, en el ámbito formal, de pretensión rupturista. Es verdaderamente simbólico que la película empiece con una escena en la que se presenta el trabajo de un equipo de grabación (esto es, la "trastienda" de todo rodaje, lo que no se debe ver), mientras una voz en off le revela los créditos al espectador. En la siguiente escena (una escena de cama), en la que se presenta a los dos protagonistas -la pareja encarnada por Michel Piccoli y Brigitte Bardot-, el director juega con las tonalidades de la imagen, sometida a un solo color graduado (azul, amarillo, rojo...). Además, en la película todo gira en torno a un rodaje en el que se versiona la Odisea según la opinión de que Ulises y Penélope han dejado de quererse, llegando incluso a ser despreciado el primero por la segunda. Esto es lo que opina el tiránico productor (Jack Palance) y el personaje de Piccoli, que es su guionista, y quien vive en sus carnes el sabor del desprecio por parte de su mujer Camille (Brigitte Bardot). Haciendo de sí mismo, el gran Fritz Lang es el director de esa Odisea surrealista y el único personaje cuerdo y sincero, del que se diría que ha alcanzado la sabiduría vital.
Basada en la homónima novela del neorrelista italiano Alberto Moravia, El desprecio narra cómo un malentendido, acrecentado por la desilusión mútua, lleva a la autodestrucción de una joven pareja. Ella se siente abandonada por él; él despreciado por ella. Y el desprecio acaba por triunfar, así como un final trágico, fruto de la incompresión. En este aspecto, la película me recordó a la famosa incomunicabilità que caracteriza a los personajes femeninos de Antonioni (del que ya he hablado en este blog). La música del film, por cierto, de Georges Delerue, es bellísima.