Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

miércoles, 21 de noviembre de 2007

LOS DOS GEMELOS VUELVEN A ESCENA


En la tarde de ayer escuché por la radio un notición: en la colina romana del Palatino, bajo los cimientos de la casa de Augusto –actualmente en restauración—se ha descubierto el lupercal, es decir, la gruta en la los antiguos romanos, siguiendo la tradición, creían que la loba había amamantado a los gemelos Rómulo y Remo. Alrededor de esta gruta se desarrolló, hasta el siglo v – cuando el papa Gelasio lo prohibió—, un conocido culto en el que se daba la participación de hombres desnudos (los lupercos) que corrían sin freno colina abajo azotando con una maroma tiznada a las mujeres infértiles con el fin de transmitirles fecundidad. El propio Marco Antonio participó como luperco en el último año de la dictadura de César (y de hecho fue durante las Lupercalia cuando Antonio le ofreció a César tres veces la diadema real, rechazándola éste otras tantas).
Augusto, dentro del programa propagandístico que buscaba respaldar la legitimidad de su principado, impulsó este culto. No fue improvisado, por tanto, el emplazamiento de su casa cerca de la gruta. Es más, Augusto tramó sutilmente –alejando cuanto pudo de sí los fantasmas de la monarquía— una serie de vínculos entre su persona y Rómulo (véase el programa iconográfico del Foro Augústeo: templo de Mars Ultor, galería de Summi Viri…). Con ello se presentaba como nuevo fundador de Roma y portador de una nueva Edad de Oro.
Así pues, el actual hallazgo contiene un gran valor histórico, más allá de la verificación de la leyenda.
¡Roma, Roma, no dejas de sorprendernos!

martes, 20 de noviembre de 2007

ALLA NOIA

Quiete, quando risorse in una trama
Il corpo acerbo verso cui m'avvio.

La mano le luceva che mi porse,
Che di quanto m'avanzo s'allontana.

Eccomi perso in queste vane corse

Quando ondeggiò mattina ella si stese
E rise, e mi volò dagli occhi.

Ancella di follia, noia,
Troppo poco fosti ebbra e dolce.

Perché non t'ha seguita la memoria?

È nuvola il tuo dono?

È mormorio, e popola
Di canti remoti i rami.


Giuseppe Ungaretti
Quietud, cuando resurge en una trama / El cuerpo acerbo hacia el que me encamino. // Tendida, relucía su mano / Lejana tanto cuanto yo más próximo. // Heme aquí, perdido en vanas búsquedas. // Ondeó la mañana, y ella, echada, / Con risas voló de mis ojos. // Doncella de locura, aburrimiento, / Demasiado poco fuiste ebria y dulce. // ¿Por qué no te ha seguido la memoria? // ¿Es nube tu don? // Es murmullo, y puebla / El ramaje de cantos remotos.