Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

miércoles, 8 de abril de 2009

Cristo se detuvo en Éboli


"Cristo se detuvo en verdad en Éboli, donde la carretera y el tren abandonan la costa de Salerno y el mar y se adentran por las desoladas tierras de Lucania. Cristo nunca llegó állí ni tampoco el tiempo ni el alma individual ni la esperanza ni la relación entre las causas y los efectos, la razón y la Historia. (...) Nadie tocó aquella tierra sino como conquistador o enemigo o visitante incomprensivo. Las estaciones pasan por sobre la fatiga campesina, hoy como tres mil años antes de Cristo: ningún mensaje humano ni divino se ha dirigido a esa pobreza refractaria. (...) esa tierra es obscura, sin pecado y sin redención, donde el mal no es moral, sino un dolor terrenal que está para siempre en las cosas. Cristo no bajó. Cristo se detuvo en Éboli". (p.10).


Cristo se detuvo en Éboli (Cristo si è fermato a Eboli), es el relato de las vivencias de su autor, el pintor y escritor Carlo Levi, en dos pueblos de la Lucania, Grassano y sobre todo Gagliano, en donde estuvo desterrado por el régimen fascista durante los años 1934 y 1935. Emotivo, profundo y solidario es este relato, como el propio Levi, humanista, izquierdista y hombre bondadoso que se conmueve con la pobreza extrema y las duras condiciones de vida de unos campesinos lucanos a los que les es extraño el progreso técnico, la civilización moderna y el propio Estado, enemigo que los ha condenado al olvido, al sufrimiento cotidiano en la nada. De esos campesinos, cercanos en sus costumbres a los pobladores de un Mediterráneo muy arcaico, y de su paisaje, hace Levi un retrato hermoso y crudo, dolorosamente real y tierno a un tiempo, que presenta en toda su dimensión las terribles condiciones de vida de los mismos y su sometimiento a un tremendo destino. Quizá por su vocación pictórica, Carlo Levi describe con gran poesía paisajes, personas y situaciones y alcanza lo más porfundo de su ser: la ilusión de unos niños enfermizos que han de madurar demasiado pronto, la belleza antigua y recia de las mujeres, la resignación de los hombres, su hospitalidad a pesar de su miseria y su agradecimiento por las pequeñas atenciones que Levi les dispensaba como médico ("Me habían preparado la mejor comida, leche y queso fresco, y me la ofrecieron nada más llegar, con esa antigua hospitalidad no servil que pone a los hombres en pie de igualdad", p. 260)... Asimismo, el autor, con gran agudeza revela la ruindad, avaricia y estupidez de los señores locales (el alcalde, los médicos, el arcipreste...), así como se muestra un lúcido analista de los males que sumirán al sur de Italia en el futuro, a pesar del cambio de régimen, dada la indiferencia hacia los campesinos de los políticos, ocupados tan sólo del culto al Estado.


Me ha calado muy hondo lo relatado por Carlo Levi, su experiencia en esas tierras paupérrimas y sus bondadosos y solidarios sentimientos y reflexiones acerca de sus habitantes. Durante la lectura me he sentido muy identificado con Levi, con el que comparto un mismo sentir por la vida y por los desfavorecidos, y, sin duda, pasa a ser, junto con su obra, un referente para mí. Esta bellísisma historia -más si cabe por ser verídicos sus personajes y situaciones- es ya una de mis preferidas e imprescindibles.



1 comentario:

margarita dijo...

Hola..esta tarde he visto la película "Cristo si è fermato a Eboli" y buscando datos ,curiosidades sobre el libro , el personaje, el lugar encontré este blog..y esa foto impresionante del Gran Marcello en ese amado personaje de Pereira!!!!!!!Respecto a "CRisto si..." no he leido la novela pero la película de Francesco Rosi me ha parecido bellísima, la vi sin subtitulado al español.De una belleza de imágenes , de rostros ,paisajes,situaciones...que alimentan el amor hacia la Italia profunda.
Y quisiera tomarme esa limonada en el Café Orquídea !!!