Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

viernes, 21 de mayo de 2010

Uno de los Sonetos a Orfeo, de Rilke.


Un dios lo puede. Pero dime, ¿cómo

podrá seguirlo un hombre por la angosta lira?.

Su espíritu es discordia. En el cruce de caminos

del corazón no se alza templo alguno para Apolo.


El canto, como tú lo enseñas, no es anhelo,

ni tampoco es rogar por algo que al final se alcanza;

el canto es existencia. Fácil para un dios,

pero nosotros, ¿cuándo somos?¿Y cuándo


dedicará él a nuestro ser la tierra y las estrellas?

Esto no es tu amor, muchacho, y aunque

la voz te obligue a abrir la boca,


aprende a olvidar que tú cantaste. Eso es pasajero.

El canto es, en verdad, un aliento diferente.

Un hálito por nada. Un soplo en Dios. Un viento.




Rainer Maria Rilke. Sonetos a Orfeo, III.

2 comentarios:

David Alonso dijo...

Hola Rubén, muy buenos tus apuntes en tu blog, como siempre. ¿Cómo estás?

Sara dijo...

Se extrañan tus entradas