Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

sábado, 19 de abril de 2008

La "coña" española


El pasado miércoles se proyectó, en la primera sesión del ciclo de cine del colegio mayor, La vaquilla, una de las mejores películas de Berlanga (con colaboración en el guión del genial Rafael Azcona, recientemente fallecido). Esta comedia es, a mi parcer, una de las joyas del cine español y volver a verla me hizo pensar en qué ha pasado en España con el séptimo arte y, por otro lado, con la propio forma de ser de los españoles.

La primera cuestión se la planteé al conferenciente que vino a comentar la película, el cercano profesor de Historia del Cine Folgar de la Calle, experto en Berlanga. Folgar me expuso con razón que esa línea de cine cómico de Berlanga acerca de la guerra y del franquismo (véase La escopeta nacional, también estupenda, con un gran José Sazatornil) tuvo su momento, cuando todavía estaban frescas esas vivencias en el imaginario de los espectadores, y todo el mundo entendía determinados guiños. Evidentemente no podía triunfar siempre. Sin embargo, yo me sigo partiendo de risa con la buena "coña" española que tanto impregna estas películas y por ello me pregunto qué ha cambiado en los espectadores y en los cineastas españoles para que ya no se le dedique atención a esa forma de ser tan nuestra, tan mediterránea al cabo.

Los pueblos mediterráneos, del Mediodía de Europa, tenemos una forma similar de ver las cosas, de entender la vida. Y la "coña" es parte importante de ese posicionamiento vital; sobre todo del pueblo llano,que siempre ha encontrado en ella una vía de escape que ayudase a sobrellevar los esfuerzos y penurias diarios. Una "coña" que también fue instrumento de denuncia de los crímenes de la dictadura franquista.

Esa "coña" no se ha perdido, es intrínseca a nuestro carácter. Pero se echa en falta en muchas ocasiones. Por ejemplo, en el cine actual español, que -como también parte de la literatura- parece sometido a los dictados de un absurdo y snob postmodernismo, o bien entregado a lo grosero, lo truculento, etc. Quizá la clave esté en volver a tener al cine europeo de calidad, de ideas y heredero de los grandes cineastas de los 50 y 6, como referencia, abandonando la "vía Hollywood" (en EE.UU hace tiempo que parecen haber renunciado al cine con mensaje, salvo excepciones). ¡Pero por desgracia el capital es implacable!

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