En mi particular homenaje al gran Miguel Delibes he escogido un poema de Juan Ramón Jiménez, el cual me ha venido in mente, de forma inmediata, al pensar que gracias a Delibes se conservará para siempre un determinado vocabulario propio de la Castilla tradicional y popular (y, en concreto, de su mundo rural), ajeno a cualquier evolución de la lengua española y de su uso.
En el poema juanramoniano se destaca la relevancia de "crear los nombres", esto es, de nombrar lo que nos rodea, y de la labor de fijación llevada a cabo por el escritor (en su caso del poeta, en el de Delibes, del novelista). Todo pasa, excepto la palabra escrita. Ya lo decían los latinos: "verba volant, scripta manent". Así pues, a Delibes deberemos siempre, entre otras cosas, que el lenguaje de su tierra castellana perviva. Y, por ello, en su recuerdo cito:
"Creemos los nombres.
Derivarán los hombres.
Luego, derivarán las cosas.
Y sólo quedará el mundo de los nombres,
letra del amor de los hombres,
del olor de las rosas.
Del amor y de las rosas,
no ha de quedar sino los nombres.
¡Creemos los nombres!"
(Juan Ramón Jiménez, Poemas impersonales, 1911).
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