Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

sábado, 15 de diciembre de 2007

La literatura italiana, una de las grandes



El pasado jueves, Anido y yo mantuvimos una estimulante discusión acerca de si la literatura en lengua española era superior a la italiana. Él sostenía que sí y que, sólo del siglo XX, serían recordados el día de mañana como grandes de la literatura más autores hispanohablantes que italianos. Yo me opuse y me opongo a esta consideración rotundamente. La calidad de ambas literaturas es sublime en sus máximos exponentes, que no son pocos en el caso de la italiana a pesar de que el espacio territorial al que pertenencen sus autores sea mucho más pequeño. No se puede decir que por tener mayor número de habitantes un país (o países con la misma lengua) éste vaya a dar a la humanidad más grandes autores. Ese tipo de reflexiones cientificistas me recuerdan a la absurda gráfica de la que se reía el profesor de Literatura representado por Robin Williams en El Club de los poetas muertos (gran película): esa gráfica pretendía mostrar la posición de Shakespeare respecto de Whitman (u otro) matemáticamente, cuando la literatura no se puede sino sentir y admirar desde la lengua, la expresión, las imágenes que propone, la introspección en los personajes, su profundidad...
Además, recuerdo que el gran profesor de Literatura Universal que tuve en el instituto, Jorge de Vivero, solía decir que los países europeos que más grandes literatos habían dado "por metro cuadrado" eran Irlanda y Sicilia.

Anido, me pedías ejemplos de grandes autores italianos que hayan dejado huella en la literatura universal. Yo te ofrecí, a bote pronto, bastantes del siglo XX, época de la literatura de ese país que mejor conozco además del Renacimiento. Ahora, con el fin de completar el abanico desde el Renacimiento hasta el siglo pasado --remitiédome ahora con más calma a mi memoria y a la página de El Poder de la Palabra (ver vínculo en el blog)-- paso a enumerar una serie somera de autores fundamentales cuya resonancia habla por sí sola de su calidad literaria:
Renacimiento: Dante, Petrarca (y los cultivadores del dolce stil nuovo, luego imitado en España), Boccaccio. Poliziano, Maquiavelo, Ariosto (y su Orlando furioso, luego tomado como referente, entre otros, por Virginia Woolf), Castiglione, Pietro Aretino, Torquato Tasso, Giordano Bruno, Campanella. A partir del Renacimiento: Gianbattista Vico (S. XVII, historiador y filósofo que influyó en Montesquieu, Marx y Comte), Carlo Goldoni (S. XVIII, renovador de la comedia italiana y considerado el Molière italiano), Vittorio Alfieri (S. XVIII, dramaturgo y poeta), Ugo Foscolo (que murió en los años 20 del XIX, gran poeta romántico), Alessandro Manzoni (romántico autor de la famosa novela I promesi sposi o Los novios), Gioacchino Belli (S. XIX, exponente de la poesía dialectal), Leopardi (gran poeta, "el más triste de todos los románticos"), Giovanni Verga (gran novelista realista, autor de I Malavoglia), Edmondo de Amicis (novelista), Giovanni Pascoli (poeta), Italo Svevo (novelista pionero de la novela psicológica, autor de La conciencia de Zeno), Emilio Salgari (cuyas novelas de aventuras son legendarias). Y ya del siglo XX o con proyección en este de parte de su vida y obra: Gabriele D'Annunzio (fascista, una pena, pero un gran poeta muy influyente, por ejemplo en Pere Gimferrer), Luigi Pirandello (renovador del teatro universal, autor de Seis personajes en busca de un autor), Marinetti (fundador del futurismo), Giovanni Papini (autor de Una vida acabada), Umberto Saba, Giuseppe Ungaretti (poeta fundador del hermetismo), Gadda (novelista), Eugenio Montale (poeta, Huesos de sepia), Giuseppe Tommasi di Lampedusa (autor de El Gatopardo), Curzio Malaparte (novelista), Salvatore Quasimodo (poeta autor de Y es enseguida tarde o Día tras día), Carlo Levi (neorrealista autor de Cristo se detuvo en Éboli), Dino Buzzatti (autor de El desierto tártaro y gran referente de Borges), Alberto Moravia (autor de La romana, neorrealista), Elio Vittorini (autor de Conversación en Sicilia, cima del neorrealismo, referente de los autores españoles antifranquistas en los 50 y 60), Cesare Pavese (Diálogos con Leucó, Fiestas de agosto, La playa), Elsa Morante (La isla de Arturo), Vasco Pratolini (neorrealista, Crónica de los pobres amantes), Natalia Ginzburg (Léxico familiar), Giorgio Bassani (El jardín de los Finzi-Contini), Primo Levi (Si esto es un hombre, memorias de Auswitzch), Gianni Rodari (maestro del cuento infantil), Leonardo Sciacia (El día de la lechuza), Pier Paolo Pasolini (poesía: Las cenizas de Gramsci; novela: Ragazzi di vita), Beppe Fenoglio (Un asunto privado), Italo Calvino (El barón rampante, que mezcla fantasía y realidad, y sólo tiene parangón en el realismo mágico latinoamericano), Dario Fo (Muerte accidental de un anarquista), Edoardo Sanguineti (poeta), Umberto Eco (El nombre de la rosa, que entre sus virtudes también cuenta con un delicioso estilo), Claudio Magris (El Danubio), Antonio Tabucchi (Sostiene Pereira)...

Creo que es un elenco sobresaliente de autores de cuya grandeza no duda nadie, más allá gustos particulares. Y aún faltan bastantes por citar.

Así y todo, sólo con que una literatura dé una gran obra al conjunto universal ya merece nuestra más alta estima y no es "inferior" a ninguna. Es de muy cortas miras el hablar de literaturas superiores o inferiores sólo por número de autores. Sí se puede hablar de literaturas más prolíficas, eso sí lo acepto. Y, sin duda, la italiana es una de ellas.








6 comentarios:

Chispita dijo...

Ciertamente la literatura italiana es prolífica y maravillosa pero no la podemos comparar a otras como la española o la inglesa. Tienes razón cuando dices que no se puede hablar de literaturas superiores o inferiores por el número de autores pero ¿no crees que bien es cierto que existen literaturas que son mejores que otras por calidad y tradición?

Anónimo dijo...

Mucha razón tiene Lucía, a mi me gustaria saber cuantos de lengua consiguierón el premio nobel de literatura (no se si hubo alguno),

Jorge¡¡¡ dijo...

Carducci (1906);
Grazia Deledda (1926);
Luigi Pirandello (1934);
Salvatore Quasimodo (1959);
Eugenio Montale (1975);
Darío Fo (1997).

Chispita dijo...

Yo no dije en ningún momento que no haya Italianos que consiguiesen el Nobel que sí que los hay y muy buenos.
Por cierto, Feliz Navidad Olmo!!

Anónimo dijo...

Yo sigo sosteniendo que el vehículo de transmisión de la literatura española es una ventaja para la misma porque el italiano no es que sea una lengua demasiado extendida. Por otra parte el nobel de literatura está casi tan desprestigiado como el de la paz. El hecho de que Dario Fo tenga el nobel de literatura y Miguel Delibes (que es a todas luces infinatamente mejor escritor que Fo) lo evidencia.

Rubén dijo...

Tienes razón, David, en que la difusión del castellano es mayor que el italiano, y eso es siempre una ventaja. Sin embargo ello no tiene nada que ver con la calidad de una literatura. En todo caso se miraría la belleza de esa lengua --apreciación bastante subjetiva--, y el italiano es una de las más bellas sin duda. En cuanto a lo del Nobel. Yo no lo he tenido en cuenta a la hora de argumentar a favor de la literatura italiana, aunque hay más autores italianos que españoles con ese galardón (6 a 5, claro que si juntamos españoles y latinoamericanos, 10, sería otra cosa, aunque seguiría sin significar nada más que la Academia Sueca mira mucho el repartir el premio por cuantos más países le sea posible, de ahí la degradación del premio, al mirarse más la nacionalidad que la calida literaria en bastantes casos últimamente). Así y todo, sí que quiero apuntar un par de cosas:
No se puede decir que Delibes sea mejor que Fo, pues cultivan diferentes géneros (uno la narrativa, otro el teatro).
En segundo lugar, estoy de acuerdo en que es una pena que a Delibes, admitido como el mejor prosista español vivo, no le hayan dado el Nobel. Parece que acabará siendo uno de esos Nobel sin Nobel como Unamuno, Lorca, Miguel Hernández. Sin embargo, también en la literatura italiana hubo y hay autores que lo merecieron y no lo llevaron, como Ungaretti, Vittorini, Bassani...