Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

jueves, 27 de diciembre de 2007

El neorrealista español


Estos días he leído algunos relatos o cuentos de Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969), narrador de la prolífica Generación de los 50, y me he llevado una grata sorpresa. Aunque conocía al autor --marido de la también escritora Josefina Aldecoa, que tomó el apellido de él-- nunca había leído nada suyo y, he de decirlo, el día que me puse con su libro de relatos no esperaba mucho más que el típico autor español que habla de la tristísima posguerra con sobriedad pero sin nada especial. De ahí la sorpresa. Su prosa es precisa, ajusta las frases y no dice más de la cuenta (una virtud que yo aprecio mucho), pero además lleva una carga muy poética, sobre todo en las descripciones y sus metáforas, y hace a sus personajes muy cercanos y profundos en pocas páginas.
A todo esto hay que añadir el carácter neorrealista de sus cuentos. El movimiento literario neorrealista --nacido en Italia y cuyos máximos exponentes son, claro, italianos--, y con el que me siento plenamente identificado, pretendía acercarse a las vivencias y realidades cotidianas del pueblo, de las clases más humildes, de los marginados y olvidados por la historia oficial. Además, esos autores (Vittorini, Moravia, Carlo Levi, Pratolini...) supusieron un soplo de aire fresco en la literatura del momento a nivel estilístico, apartándose del realismo decimonónico. Yo pensaba que, a pesar de la influencia de algunos de estos autores sobre otros españoles del momento, no había ningún neorrealista español propiamente dicho. Pero, afortunadamente, lo he encontrado. Ignacio Aldecoa es un gran representante del neorrealismo en España y yo recomiendo encarecidamente la lectura de sus narraciones breves; por ejemplo: Seguir de pobres, Santa Olaja de acero (estos dos los que más mehan gustado), Young Sánchez, El autobus de las 7:40.

1 comentario:

Jorge¡¡¡ dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Rubén¡¡¡

Recordaba haber leído el relato "Seguir de pobres", lo que pasa es que no sabía exactamente de dónde lo había sacado. Y por fin lo recordé¡¡¡

Figúrate cual será sino la talla del relato, cuando resulta que aparece en una "Antología Universal del relato breve"; y ni más ni menos que entre Capote y Clarice Lispector...¡¡¡

Y a pesar de la brillantísima "compañía" en la que aparece recuerdo perfectamente el particular shock que me produjo el leerlo.

Gran entrada, gran consejo, y gran regalo¡¡¡

Taloguiño¡¡¡