"Soberano Alcínoo, ilustre entre todos los hombres,
en verdad es esto hermoso, escuchar a un aedo
tal cual éste es, en su voz semejante a los dioses.
Pues yo afirmo que no hay otra cosa más agradable
que cuando la alegría posee a todo el pueblo
y los comensales en sala escuchan al aedo,
sentados uno junto a otro en fila, y al lado las mesas [están llenas
de pan y carnes, y de la crátera sacando vino
el copero lo lleva y lo vierte en las copas;
me parece en mis mientes que eso es lo más hermoso."
Odisea, IX, 3.
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