"Cuando el rojo vino había invadido la mente del cíclope, me dirigí a él con dulces palabras:
Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Pues te lo voy a decir, mas dame tú el don de hospitalidad como me has prometido. Nadie es mi nombre, y Nadie me llaman mi padre y mi madre y todos mis compañeros".
Homero, Odisea.
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