Homo sum et nihil humanum a me alieno puto

lunes, 23 de junio de 2008

El humanismo, hoy


A continuación os traslado un estracto de una conferencia dada en 1964 por el gran humanista Ranuccio Bianchi Bandinelli, de cuya escuela arqueológica me siento partícipe. Es todo un alegato en favor del humanismo, tal y como yo también lo siento. Espero que disfruteis de sus palabras tanto como yo lo he hecho.



"En la cultura contemporánea existe, entre otras, una contradicción que concierne de manera directa al problema del humanismo, legado de la antigua Grecia.

Efectivamente, todo el mundo se autoproclama depositario del humanismo y de su tradición. Se habla mucho de un humanismo liberal, de un humanismo cristiano, de un humanismo socialista. ¿Pero qué es sustancialmente el humanismo, sin adjetivo alguno?

Al recorrer la historia de esa palabra, vemos que inicialmente nació para expresar una actitud espiritual que reivindicaba para el hombre la libertad de su espíritu y su poder sobre el mundo que le rodea, cosas basadas todas ellas en el trabajo selectivo de la razón. Sobre esa base se fue desarrollando, durante el primer Renacimiento italiano, el auténtico humanismo surgido del contacto del hombre moderno, que salía de la Edad Media, con la altura de la antigüedad clásica.

Más tarde, durante el siglo XVI, el humanismo adquirió una inflexión más cortesana; sirvió entonces para designar hombres eruditos, encerrados en su saber, que no se interesaban en los problemas de la vida política y social de su propio tiempo, y cuya actitud de alejamiento ya no se dirigía a la afirmación del hombre, sino que representaba un valor puramente negativo. (...) Esto representa una degeneración de su primitivo y auténtico significado. (...) Leonardo Bruni, uno de los primeros humanistas (...) en una de sus epístolas nos da este consejo: "Que tu saber sea vario y múltiple, y que nada que pueda contribuir a la formación, a la dignidad, a la exaltación de la vida, sea olvidado". (...) Ello sugiere un equilibiro y una serenidad de juicio ante todo lo que es vital para el hombre, además de una afirmación positiva y optimista: el elogio de la vida.

Ahora bien, en la cultura contemporánea del mundo occidental se asiste a una progresiva negación de la vida, a una búsqueda bastante apremiante de evasión. (...) También se abandona ese esfuerzo intelectual y se arriba a lo informal, surgido de reacciones instintivas e incontroladas. La negación de la dignidad y del elogio de la vida, enunciado por Leonardo Bruni, no podría se más total.

En la vida cutltural contemporánea existe, pues, entre otras, esta profunda contradicción: la cultura europea se opone a otras culturas en tanto que se proclama depositaria del humanismo. (...) Sin embargo, la destrucción de la concepción humanística de la existencia y de su tradición surge precisamente del interior de nuestra cultura: los venenos mortales se preparan en nuestra cocina europea. Y parecemos orgullosos de haberlos producido.

(...)

Lo que impulsaba al arte griego hacia esa búsqueda era el deseo (...) de dominar la realidad del mundo externo a través de la inteligencia y la cultura humana, porque comprendieron que el mundo pertenece al hombre. Por tanto, es una afirmación positiva respecto a la riqueza de la vida y una prueba de confianza en las posibilidades humanas.

(...)

Una toma de conciencia del valor del legado griego todavía puede sernos útil. No para predicar, desde luego, una vuelta al clasicismo, que, aun cuando fuera posible, sería directamente falsa y convencional. Sino (...) para trazar de nuevo los principios de una nueva dimensión humana a medida que se reconoce la posibilidad de volver a tener fe en el hombre, sobre la base de un humanismo positivo que vaya acompañado de una afirmación de la vida: porque el hombre tiene en sí el poder de transformarla. Y, en la actualidad, ese poder se ha incrementado enormemente".



Ranuccio Bianchi Bandinelli, en Del helenismo a la Edad Media

No hay comentarios: